El encargo del comitente fue renovar la fachada de un edificio de los años 80 que tenía la particularidad de tener un doble ingreso. Uno pertenecía a unas oficinas privadas y el otro al propio edificio.

Por un lado, se buscó unificar el frente con una reja de seguridad que sea lo suficientemente permeable a las visuales de la calle para lograr que la oficina tuviera luz natural a través de las ventanas y también para que el semicubierto del ingreso al edificio esté iluminado de día sin luz artificial considerando que era un pasillo. Otro de los puntos a destacar de la fachada fue que las columnas eran de hormigón visto pintado, por lo que decidimos darle más superioridad a las mismas revistiéndolas con acero inoxidable.

Para demarcar la nueva fachada con respecto a la vereda se decidió colocar, en todo el largo de la fachada, un mármol de color Negro Brasil.

En el hall del edificio se adoptó un piso de porcellanato claro para darle más calidez al ambiente y que la luz artificial reflejara en el mismo ampliando el ambiente. Ese efecto también se logró con la colocación de un gran espejo que acompaña todo el largo del ambiente. Todas las puertas de los tableros de medidores de luz fueron revestidas con madera oscura. 

Un detalle fue la colocación de un banco de hormigón visto en voladizo que se ubicó cerca de los buzones. Lo acompañamos con un espejo ubicado entre la medianera y el buzonero logrando un efecto de continuidad infinita.